lunes, 18 de febrero de 2008

Aporo: Lo que las vias se llevaron


Hace 54 años tras la firma de los acuerdos de paz que pusieron fin a la guerra bipartidista, el gobierno del general Rojas Pinilla construyó dos aeropuertos en Trinidad y San Luis de Palenque para conectar el Llano con el centro del país. Muchos recuerdan cuando iban al aeropuerto de Trinidad y compraban el periódico de la mañana y las verduras de Boyacá, “aún con el frío en las hojas” que llegaban en aviones de Taboy (Transporte Aéreo de Boyacá), Ransa y Avianca. “En media hora estábamos en Yopal y en una hora, en Villavicencio”, recuerda Romualdo Figueroa, un habitante de Trinidad.
Desde principios de los años 80, con la llegada de la carretera que comunicó el norte y el sur del Casanare, la gente comenzó a preferir el bus al avión, a pesar de que la ruta era algo más que una trocha. Pero con la vía las cosas no mejoraron. Las mercancías se demoraban días en llegar y el periódico no volvió. El viaje, que por vía aérea no tardaba más de 30 minutos desde Villavicencio o Yopal, se convirtió en una travesía de seis o siete horas en bus. “Antes la vida era más ágil”, recuerda Figueroa.
Igual piensa Cristóbal Corredor, quien a sus 80 años aún luce orgulloso la blusa oficial del aeropuerto de esa población. Allí trabajó más de 30 años ayudando a descargar y a cargar los aviones, que llegaban con “extranjeros” que vendían mercancía y compraban ganado.
A pesar de que las administraciones municipales y departamentales han invertido millones de pesos en la carretera, sólo algunos tramos conservan el asfalto necesario para que los automóviles puedan transitar normalmente.
Otros habitantes, en especial los más jóvenes, dicen que lo mejor es arreglar la carretera porque los costos del transporte en avión son muy altos, pues al no existir rutas comerciales hay que contratar un avión privado y el viaje supera los 500.000 pesos. “La vida se volvería más cara de lo que ya está”, asegura Marco Ocampo, un habitante de San Luis quien, al igual que algunos de sus vecinos de Trinidad, espera que por fin tengan una carretera bien pavimentada para volver a tener las verduras frescas en la mañana.
Mientras tanto, las pistas continúan llenándose de maleza. Sólo la torre de control del aeropuerto de Trinidad permanece erguida como recuerdo de otros tiempos.

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